Investigador:
Bolivia, una economía débil y con escasez de trabajo lleva a algunos padres a dejar el país en busca de trabajo y dinero para sus familias. En muchos casos, con el país dejan también a sus hijos, a veces al cuidado de nadie.
El dinero de remesas que envían los bolivianos desde el exterior aumentó en un 3,1% en 2017, según informó el Banco Central de Bolivia (BCB) en su página web.
Entre enero y febrero de 2017, los bolivianos recibieron un total de 189,1 millones de dólares en remesas provenientes del exterior, 5,7 millones de dólares más que el mismo periodo de 2016, cuando llegaron al país 183,4 millones de dólares desde otros países, según reportó el BCB.
Si las migraciones del campo a la ciudad fueron uno de los fenómenos sociodemográficos más importantes del país hacia la mitad de la década del siglo XX –y de otros países que en su momento cruzaron el umbral de la modernidad–, no es menos cierto que las migraciones de bolivianos hacia otros países son un fenómeno que por efectos de la globalización podría llegar a ser igual de importante que el primero.
Y es que no solo la explosión demográfica explica el movimiento de personas, sino que los desempleados o mal remunerados que habitan las ciudades, deben buscar otras alternativas para sobrevivir. De este modo, ciudades ubicadas en países con un mayor grado de desarrollo que el nuestro, se constituyen en “polos de atracción” para personas en busca de mejores horizontes. (Molina)
Los principales determinantes económicos de la migración; es decir, aquellos vinculados con las diferencias socioeconómicas marcadas entre región de origen y de destino, son justamente los que ayudan a entender las características de los flujos de remesas. Con ello, tanto migración y remesas parecerían formar parte de un mismo proceso económico, en el que es imposible separar la globalización del comercio y del capital (dentro del que se encuentran las remesas) del movimiento global de personas. (The Economist, 2004)
Esta interrelación se traduce en un conjunto de decisiones que toma una familia en un momento determinado. Así, dependiendo de la cantidad de recursos enviados, de su continuidad y de las características socioeconómicas de la población que las recibe, los efectos en el bienestar pueden ser distintos.
Estos emigrantes, habiendo dejado a parte o toda su familia en el país, envían una cantidad de los recursos de su trabajo en el exterior para ayudarlos a mejorar sus patrones de gasto e inversión. Y es que migración y remesas son fenómenos intrínsecamente relacionados.
De hecho, si bien la decisión de migrar puede o no estar vinculada con la de enviar remesas a la región de origen o algún otro lugar donde se mantengan relaciones de parentesco, amistad u otras, para que existan las remesas, en algún momento anterior a ellas, debe haber ocurrido un proceso migratorio. Así, no es extraño que los flujos de remesas aumenten conforme se acrecienta la migración internacional. (Fondo Monetario Internacional, 2005)